Musica Y Salud Mental

Editor Invitado: Lic. José Henríquez, Psicólogo Clínico

La salud mental según la Organización Mundial de Salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social; y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Partiendo de este concepto, para alcanzar o mantener nuestra mente saludable es necesario el llevar a cabo actividades tendentes a lograr este estado óptimo de funcionamiento. Todo lo musical y lo artístico, así como todo lo que llamamos bueno en la vida generan pues un sentimiento de bienestar, es por esta razón que la acción de escuchar y componer buena música forma parte de nuestro sistema de motivaciones y recompensas que garantizan la supervivencia mediante la búsqueda de este llamado bienestar.

Las personas compartimos características biológicas pertenecientes a las funciones cognitivas de nuestro cerebro, también podemos llamarlos rasgos de nuestra personalidad. Uno de estos rasgos es la desinhibición, mientras más tenemos de ella pues mayor será nuestro nivel creativo y por tanto más creatividad artística y musical tendremos. Investigaciones recientes revelan que la música actúa sobre nuestro cerebro globalmente, las nuevas conexiones neuronales que son creadas como consecuencia de la creación o composición musical son notables, el efecto en el sistema nervioso central es importante puesto que aumenta los niveles de endorfinas, opiáceos cerebrales, dopamina, acetilcolina y oxitocina (proporcionan motivación, energía vital, alegría, optimismo, sentimientos de gratitud y satisfacción, disminuye el efecto de las sensaciones dolorosas, el nivel de estrés o pánico). 

El ser humano como ente social que es, a través de encuentros con otras personas, donde se disfruta de música acorde a nuestras preferencias, por medio de la recreación en la memoria adquiere el valor agregado de evocar momentos de alegría y felicidad.

Para quienes como un servidor, tienen dentro de sus responsabilidades la formación y desarrollo integral del ser humano, desde la niñez cobra una cuota importante el entrenar a los niños en el aprendizaje de la ejecución de un instrumento musical. Estudios recientes muestran que el aprendizaje musical hace más inteligentes a los niños, puesto que aumenta notablemente su coeficiente intelectual, eleva el nivel de lectura y acelera el desarrollo del cerebro. En el caso de los envejecientes, aprendiendo a tocar un instrumento musical se logra obtener una mayor concentración, se incrementa la actividad cerebral y se obtiene placer y bienestar todo al mismo tiempo. 

En el Centro de Investigación de la Adicción de Stanford, el farmacólogo y neurobiólogo Avram Goldstein comprobó que la mitad de las personas estudiadas experimentaban euforia mientras escuchaban música. Las sustancias químicas sanadoras generadas por la alegría y la riqueza emocional de la música capacitan al cuerpo para producir sus propios anestésicos y mejorar la actividad inmunitaria. Goldstein formuló la teoría de que las «emociones musicales», es decir, la euforia que produce escuchar cierta música, eran consecuencia de la liberación de endorfinas por la glándula pituitaria, es decir, fruto de la actividad eléctrica que se propaga en una región del cerebro conectada con los centros de control de los sistemas límbico y autónomo. 

En la práctica clínica, se utiliza en combinaciones con otras técnicas y es de utilidad en diversas sesiones individuales incluyendo casos de intervención en crisis, así como, en sesiones grupales de pacientes psicóticos, entre otros. La musicoterapia ha sido acreditada con potencial para estimular sensaciones de placer, estimular la creatividad y fantasía, para disminuir las tensiones y ansiedades, aumentar el ánimo. 

En otras palabras, la capacidad que tiene la música de inducir un placer acentuado, y con la estimulación de sistemas de recompensa endógenos se extrae que, aunque la música no es estrictamente necesaria para vivir, representa su disfrute un gran beneficio para nuestra salud mental.

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